El líder de la CGT encabezó un acto en el Luna Park y lanzó señales a la UCR y a Pro; su hijo Facundo ratificó su apoyo a Massa. El papel fundamental de Ramón Puerta que fue clave para cerrar el acuerdo con el CET en Misiones y Mario Das Neves, el flamante socio político en Chubut y a quienes les dedicó una mención especial.
Cuando un partido político debe relanzarse es porque sus cimientos no lograron sostenerse. Algo así sucedió con la fuerza política de Hugo Moyano, el Partido de la Cultura, la Educación y el Trabajo (CET), que, a dos años de su surgimiento, tuvo anoche una suerte de reinauguración o de segundo nacimiento.
Desde el Luna Park, acompañado por su fiel militancia camionera y con pocos de sus circunstanciales aliados electorales, Moyano llamó a una alianza opositora para “buscar la unidad nacional” y porque “sin un acuerdo de todos no hay salida”.
El mensaje del líder de la CGT opositora fue muy similar al que había dado el 7 de mayo de 2013, cuando nació originalmente el CET. Aquella vez, también desde el mítico estadio porteño, convocó a los opositores a tejer acuerdos, aunque con una meta bien definida en el corto plazo: las elecciones legislativas de aquel año. Por entonces, entre sus invitados, se destacaban Roberto Lavagna y Francisco de Narváez, con quien finalmente anudó una alianza electoral que no tuvo éxito ni futuro.
Con pocos socios políticos para mostrar, Moyano eligió esta vez rodearse de su propia tropa. Estuvo acompañado en el escenario por dirigentes de la CGT y por los referentes gremiales de los camioneros de Salta, Chubut y Misiones. En esos tres distritos ya acordó que sus hombres encabezarán las listas de candidatos a diputado nacional.
Además, sentó a su lado y le dio la palabra a su hijo Facundo, quien blanqueó desde el atril su apoyo a la candidatura de Sergio Massa, del Frente Renovador. Massa, que no estuvo en el Luna Park, envió a sus representantes: Sebastián Galmarini, Juan José Álvarez, un puñado de concejales y miembros del municipio de San Miguel, que conduce Joaquín de la Torre.
También había otros políticos vinculados con el peronismo: Ramón Puerta, que fue clave para cerrar el acuerdo con el CET en Misiones, liderado por el líder del Sindicato de Camioneros, Adolfo Velázquez y Mario Das Neves, el flamante socio político en Chubut. Moyano les dedicó una mención especial tanto a Puerta como a Das Neves.
Conciliador como un político en campaña, Moyano dijo que hablará con “todos los sectores más allá de las diferencias”. Aunque trazó un límite: el kirchnerismo, con el que estuvo aliado durante casi ocho años. “Queremos convivir políticamente. No es posible que el que no comparta nuestras ideas sea un enemigo letal. La hipocresía tiene fecha de vencimiento”, lanzó el camionero. Su hijo Facundo también se había referido a la Presidenta sin mencionarla. “Exigimos a los que vengan que nos convoquen al diálogo. A este gobierno que ya se va no vale la pena”, dijo el diputado nacional.
Moyano también les habló a los ausentes. Evocó el abrazo simbólico entre Juan Perón y Ricardo Balbín para tender un puente con la UCR. Pero también hubo señales hacia Pro, de Mauricio Macri. Los colaboradores del camionero se preocuparon por hacer notar que el senador macrista Diego Santilli había enviado una adhesión. Pero los acuerdos más relevantes que unen hoy a Macri con Moyano son otros: el millonario negocio de la recolección de basura en el distrito porteño y los ahorros del gremio de los camioneros, que fueron trasladados del Banco Provincia al Banco Ciudad por algo más que una cuestión de tasas de interés.
Acostumbrado a jugar en varios frentes a la vez, Moyano tal vez no defina públicamente su apoyo a ningún candidato presidencial. Seguirá hasta ahora con la misma hoja de ruta: su hijo Facundo será el nexo con Massa; el diputado nacional Omar Plaini mantendrá el canal abierto con Daniel Scioli, a quien le reporta desde hace unos meses en el Congreso, y el propio Moyano cultivará su relación con Macri.
El deseo de Moyano siempre fue otro. Anoche, como en 2010, cuando se lo enrostró a Néstor y Cristina Kirchner ante una multitud en el estadio de River, el jefe camionero pidió “que la sociedad permita” que un hombre surgido del movimiento obrero llegue a conducir el país. “Les aseguro que no pasarían muchas cosas que pasan ahora”, se animó a soñar.
El CET, en definitiva, es parte de ese sueño inconcluso. A Moyano le hubiera gustado bautizarlo Partido Laborista, como la fuerza que crearon los sindicatos que apoyaron a Perón en 1946. O refundar el PJ, del cual renunció a sus cargos al romper filas con el kirchnerismo. Pero hoy, a través del CET, Moyano teje alianzas en 11 distritos del país e intenta posicionarse en un año electoral.
Cuando un partido político debe relanzarse es porque sus cimientos no lograron sostenerse. Algo así sucedió con la fuerza política de Hugo Moyano, el Partido de la Cultura, la Educación y el Trabajo (CET), que, a dos años de su surgimiento, tuvo anoche una suerte de reinauguración o de segundo nacimiento.
Desde el Luna Park, acompañado por su fiel militancia camionera y con pocos de sus circunstanciales aliados electorales, Moyano llamó a una alianza opositora para “buscar la unidad nacional” y porque “sin un acuerdo de todos no hay salida”.
El mensaje del líder de la CGT opositora fue muy similar al que había dado el 7 de mayo de 2013, cuando nació originalmente el CET. Aquella vez, también desde el mítico estadio porteño, convocó a los opositores a tejer acuerdos, aunque con una meta bien definida en el corto plazo: las elecciones legislativas de aquel año. Por entonces, entre sus invitados, se destacaban Roberto Lavagna y Francisco de Narváez, con quien finalmente anudó una alianza electoral que no tuvo éxito ni futuro.
Con pocos socios políticos para mostrar, Moyano eligió esta vez rodearse de su propia tropa. Estuvo acompañado en el escenario por dirigentes de la CGT y por los referentes gremiales de los camioneros de Salta, Chubut y Misiones. En esos tres distritos ya acordó que sus hombres encabezarán las listas de candidatos a diputado nacional.
Además, sentó a su lado y le dio la palabra a su hijo Facundo, quien blanqueó desde el atril su apoyo a la candidatura de Sergio Massa, del Frente Renovador. Massa, que no estuvo en el Luna Park, envió a sus representantes: Sebastián Galmarini, Juan José Álvarez, un puñado de concejales y miembros del municipio de San Miguel, que conduce Joaquín de la Torre.
También había otros políticos vinculados con el peronismo: Ramón Puerta, que fue clave para cerrar el acuerdo con el CET en Misiones, liderado por el líder del Sindicato de Camioneros, Adolfo Velázquez y Mario Das Neves, el flamante socio político en Chubut. Moyano les dedicó una mención especial tanto a Puerta como a Das Neves.
Conciliador como un político en campaña, Moyano dijo que hablará con “todos los sectores más allá de las diferencias”. Aunque trazó un límite: el kirchnerismo, con el que estuvo aliado durante casi ocho años. “Queremos convivir políticamente. No es posible que el que no comparta nuestras ideas sea un enemigo letal. La hipocresía tiene fecha de vencimiento”, lanzó el camionero. Su hijo Facundo también se había referido a la Presidenta sin mencionarla. “Exigimos a los que vengan que nos convoquen al diálogo. A este gobierno que ya se va no vale la pena”, dijo el diputado nacional.
Moyano también les habló a los ausentes. Evocó el abrazo simbólico entre Juan Perón y Ricardo Balbín para tender un puente con la UCR. Pero también hubo señales hacia Pro, de Mauricio Macri. Los colaboradores del camionero se preocuparon por hacer notar que el senador macrista Diego Santilli había enviado una adhesión. Pero los acuerdos más relevantes que unen hoy a Macri con Moyano son otros: el millonario negocio de la recolección de basura en el distrito porteño y los ahorros del gremio de los camioneros, que fueron trasladados del Banco Provincia al Banco Ciudad por algo más que una cuestión de tasas de interés.
Acostumbrado a jugar en varios frentes a la vez, Moyano tal vez no defina públicamente su apoyo a ningún candidato presidencial. Seguirá hasta ahora con la misma hoja de ruta: su hijo Facundo será el nexo con Massa; el diputado nacional Omar Plaini mantendrá el canal abierto con Daniel Scioli, a quien le reporta desde hace unos meses en el Congreso, y el propio Moyano cultivará su relación con Macri.
El deseo de Moyano siempre fue otro. Anoche, como en 2010, cuando se lo enrostró a Néstor y Cristina Kirchner ante una multitud en el estadio de River, el jefe camionero pidió “que la sociedad permita” que un hombre surgido del movimiento obrero llegue a conducir el país. “Les aseguro que no pasarían muchas cosas que pasan ahora”, se animó a soñar.
El CET, en definitiva, es parte de ese sueño inconcluso. A Moyano le hubiera gustado bautizarlo Partido Laborista, como la fuerza que crearon los sindicatos que apoyaron a Perón en 1946. O refundar el PJ, del cual renunció a sus cargos al romper filas con el kirchnerismo. Pero hoy, a través del CET, Moyano teje alianzas en 11 distritos del país e intenta posicionarse en un año electoral.
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